LA SORPRESA DEL SIGLO
Un
inesperado invitado conseguiría una victoria que hasta ahora es catalogada como
una de las más increíbles de todas las ediciones de la Copa del Mundo.
Italia
siempre ha sido considerada como una selección de pergaminos, talentosa y llena
de jugadores dotados técnicamente. Además, debido a sus 2 títulos mundiales de
1934 (dudoso, en cualquier caso) y 1938, se convirtió en favorita para todas
las ediciones siguientes del certamen. Sin embargo, incurrió en un hecho
absolutamente asombroso.
Copa
del Mundo 1966 e Italia viene de derrotar a Chile y caer ante la Unión
Soviética. Llegan a la última fecha, frente a una novata Corea del Norte que
viene de perder ante los soviéticos, y empatar, milagrosamente, ante Chile. En
el papel el partido resultaba sencillo, aún más cuando a los europeos les
bastaba un empate para clasificarse para la siguiente fase.
Ayresome
Park, el estadio ubicado en la ciudad de Middlesbrough fue el escenario elegido
para el llamativo encuentro. Los italianos llegaban confiados y los norcoreanos
con tiquetes de vuelta a su país, para el día siguiente del encuentro. Lo que
se presenció aquel día fue absolutamente maravilloso y épico. “La vida te de
sorpresas, sorpresas te da la vida”
Bulgarelli,
capitán y director de orquesta de la “Scuadra Azzurra” se lesionó a los 33
minutos y dejó a su equipo con 10. Aprovechando aquella situación, en el minuto
41, Pak Doo-Ik, con un potente disparo venció la resistencia del portero
italiano, (se dice que ese gol le valió para, después del mundial, ser ascendido
de cabo a sargento en el ejercito de su país) y dando el batacazo del mundial.
En
el segundo tiempo Italia, basada en sus posibilidades, y limitada por la
inferioridad numérica, llegó en un par de ocasiones con peligro al pórtico
rival, pero siempre encontrándose con la figura del portero Li Chang-Myung.
Cuando el árbitro decretó el final del encuentro, desde una tribuna
tremendamente emocionada, empezaron a caer los gritos de “Corea, Corea, Corea”.
Aquellos tiquetes tenían que ser cambiados.
La
aventura de los asiáticos terminó en la siguiente ronda. A pesar de empezar
ganando el encuentro por 3-0, se encontraron con el magnifico Eusebio, líder de
aquella escuadra portuguesa, que marcaría 4 goles. El marcador finalizaría 5-3,
pero la historia de aquellos jugadores, en su mayoría militares, ya estaba
escrita.
Mientras
tanto en Italia, aunque la delegación hizo todo lo posible porque su llegada al
país se hiciera de la manera más discreta posible, no hubo poder humano que lo
permitiera. Se filtró la información de que el punto de arribo ya no era Milán,
sino Genova. Al enterarse, los histéricos fanáticos italianos se trasladaron
hasta el lugar para recibir a tomatazos a jugadores y directivos. Entre tanta
multitud, por allá se escuchó un: “nuestro fútbol ha muerto”.
David Guerrero
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