El muro de Berlín
Si
yo, futbolista de pacotilla, que escasamente participó en torneos de barrio, y
que me enfrentaba a porteros que se formaban a base del empirismo, sentía nervios
cuando quedaba mano a mano frente a ellos, no me imagino aquellos a los que
esta “bestia” les cierra la portería con todo su cuerpo. Debe ser realmente
aterrador a la hora de buscar una definición.
Y yo
era uno de los que pensaba que no podía rendir más, que estaba acabado y que
su cuarto de hora ya se había esfumado. No podía estar más equivocado. Me
impresiona además su frialdad, su expresión de tranquilidad cuando el mundo se
le viene encima. Ni se inmuta cuando ha hecho salvadas milagrosas. Es como esos
jefes invencibles de los juegos de vídeo.
Por
la manera en que utiliza las piernas para tapar todo el ancho del arco a la
hora de un mano a mano, pareciera que está combinando el fútbol con el
balonmano. Es un auténtico caucho, y parece que está en mejor forma. Podían
haber dado otros 90 minutos… yo creo que el balón no lo iba a superar. Y eso
que ha tenido actuaciones brillantes. La de hoy, excepcional.
Habrá
que empezar a barajar los nombres de los mejores arqueros de la historia y
hacerle un campo al alemán. En un muro. Un verdadero animal del arco. Él más
que nadie, merecía alzar el título en Lisboa.
David Ricardo Guerrero
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