No nos hagas esto, Messi

 

No te alcanzas a imaginar la ilusión con la que me puse la camiseta el día de hoy. Salí de mi casa con la convicción de que iba a verte y, por lo menos, decirte algo para que te quedaras. Iban llegando uno por uno, pero tú no aparecías. El miedo y el nerviosismo se fue apoderando de mí, hasta que me di cuenta de que era cierto; que todo lo que decías era verdad… no llegarías.  

Te juro que se me arrugó el corazón y se me rompió el alma. Las piernas me dieron solo para sentarme en la acera, en medio de mi soledad, agachar la cabeza y empezar a llorar. De verdad que no puedes comprender el dolor que me has causado hoy con tu ausencia, es casi comparable con el furor que me hacías sentir con cada anotación tuya en el Camp Nou. Allí estaba en el cielo… hoy ya no.

Sé que no soy nadie para decirte qué hacer o qué decir, pero como aficionado solo te pido que no nos hagas esto, que no nos causes este dolor. Solo te pido que, por todo el tiempo que estuvimos juntos, actúes de manera correcta. Dando la cara, explicando tus razones y dejando en limpio tu nombre y el del club. Creo poder soportar tu partida, pero no por la puerta de atrás.

Hoy me devuelvo triste a casa, con el 10 en la espalda, aquel que has llevado tanto tiempo y que, tal vez, nunca luzcas más. ¿Volvería a ir a esperarte aun sabiendo lo que pasaría? ¡Claro que sí! Porque siempre saldría de casa con la esperanza de verte una vez más.

David Ricardo Guerrero

Comentarios

Entradas populares