Ricardo “El divino” Zamora
Con poco cabello, unos lentes de marco negro y una sonrisa medio apagada, pateaba el balón como saque de honor antes de un encuentro celebrado en su nombre. Reconocido finalmente por todos en España, pudo irse tranquilo, un triste día de 1978.
Nos trasladamos a los años
20. El fútbol en España apenas empezaba a surgir, y los vídeos a blanco y negro
eran la última aparición. Entre los primeros jugadores se destaca un joven de
figura escuálida pero con una ambición que rompía cualquier barrera. Era
portero y se llamaba Ricardo Zamora.
En los olímpicos de Amberes (Bélgica), en 1920, España se colgaba la medalla de plata y Zamora salía como una de las revelaciones. El mundo empezaba a rendirse ante “el divino”, como lo llamaban por sus intervenciones milagrosas. Hizo parte de Espanyol, de Barcelona y del Madrid de esa época (actual Real Madrid) donde dejaría sus mejores años y sus mejores recuerdos.
Con su particular boina, su
camisa de cuello y pionero de la Zamorana, acción que realizaba flexionando su
brazo y rechazando el balón con el codo, para evitar cualquier contacto con los
delanteros, que para la época eran verdaderas estampidas humanas, el español se
convirtió en el mejor portero de la época.
La fama de “Don Ricardo
Zamora” era tal, que en una gira del Espanyol por el continente americano, en
1926, se le daría un reconocimiento especial a quien logrará batir su portería.
Piendibene, delantero uruguayo, fue el que consiguió dicha “hazaña” en un
partido que enfrentó al club español frente a Peñarol de Uruguay. Con un remate
suave al poste izquierdo, a muy poco de finalizar el partido, el jugador
charrúa pasaría a la historia.
Fue por el mundo dejando
pinceladas de magia en los terrenos de juego. Con España le arrebató el invicto
a la indestructible selección inglesa, en 1929, y 5 años después, en la copa
del mundo de Italia 1934, se convertía en el primer portero en detener un penal
en dicha competición (a Leonidas, figura brasilera de la época), además de
ganarse, con lujo de detalles, un puesto en el 11 ideal del certamen.
Con 2 ligas y 5 copas de
España, el portero colgaba los guantes en plena guerra civil española. Dado por
muerto en varias oportunidades, recaló en Francia donde inició su carrera como
entrenador en el Niza, pasando por equipos como Atlético Aviación (actual
Atlético de Madrid), Celta de Vigo, Málaga y Espanyol, además de llegar a ser
entrenador de la selección española.
Aún cuando se han cumplido
más de 100 años del debut de “el divino”, los conocedores de fútbol lo ponen
como el mejor arquero en la historia de España, y entre los mejores 5 de toda la
historia. Zamora fue un genio en el arco y por eso mismo, en el 2012, cuando se
cumplían más de 30 años de su fallecimiento, la FIFA lo incluye en el salón de
la fama. Además, como cual ángel caído del cielo, como volando ante un remate
que va dirigido a la escuadra, Ricardo Zamora revive al final de cada temporada
de La Liga en España, para entregar la distinción que lleva su nombre desde
1959.
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