La guerra del fútbol
Un
terrible episodio en el fútbol de selecciones de Centroamérica. 2 países
resultaron separados y enfrentados por un partido de fútbol. El saldo de ello
fue lamentable.
Desde
hace mucho tiempo viene la pregunta de si el fútbol vale tanto la pena como
para “matarse” por un partido. La adrenalina y rudeza y seriedad con la que
toman los encuentros los jugadores, en ocasiones se traslada a las tribunas, y
ocasionan disturbios que se terminan lamentando.
Nos
trasladamos a 1969. Centroamérica disputaba las eliminatorias para el mundial
de México 1970, que estaba a la vuelta de la esquina. La serie definitiva, para
saber quién se quedaba con el honor de ser el primer país de dicha región en
disputar una copa del mundo, enfrentó a El Salvador y Honduras. Aquella serie
pasaría a la historia; y no precisamente por la emoción o el resultado.
La
relación entre ambos países venía dilatada desde tiempo atrás, los salvadoreños
que trabajaban en Honduras lo hacían bajo circunstancias precarias y con
salarios supremamente bajos que apenas les permitían vivir. Más encima, los
hondureños acusaban a los de El Salvador, de quitarles el poco trabajo que
había para la época. Era un “toma y dame”, y el fútbol caía para rebosar la
copa.
Antes
de empezar la serie, ya se murmuraba lo que podía pasar ganara quien ganara,
pero, obviamente, era mucho peor si el ganador era El Salvador. Eran los
oprimidos y eso les permitiría tener un motivo para alzarse y cobrar alguna de
tantas que les habían hecho pasar los hondureños. En medio de tanta tensión,
llegó la hora de la verdad.
El
primer partido en suelo hondureño lo ganaron los locales por 1-0. El partido
disputado en El Salvador, 8 días más tarde, también lo ganaron los locales,
pero por 3-0. Para la época no existía el factor de gol diferencia, así que se
organizó un partido de desempate en terreno neutro. La sede tuvo lugar en la
Ciudad de México, el 27 de junio del 69.
Los
aficionados de ambas selecciones fueron ubicados en diferentes tribunas, y en
medio una cantidad razonable de uniformados, con el fin de apagar cualquier
insinuación de gresca. Y cómo no iba a pensarse, si en la cancha se dieron palo
y palo. El partido, atractivo y sin reproches entre jugadores, resultó
favorable a El Salvador por 3-2. La mesa estaba servida para que iniciara la
guerra.
El
fútbol fue el detonante para una de las mayores tragedias de la historia de
Centroamérica. En Honduras corría la frase “hondureño toma un leño y mata a un
salvadoreño”. La situación se tornó incontrolable y la opresión sobre los
salvadoreños fue mucho mayor. El gobierno de dicho país no soportó más y solo 2
semanas después del partido decidió invadir suelo hondureño.
Aunque
el conflicto solo duró 4 días, terminó dejando cifras absolutamente trágicas. 4000
personas murieron y cerca de 20000 resultaron heridas. Los salvadoreños que
vivían en Honduras fueron obligados a retornar a su país, lo que conllevó a una
crisis en el país. Ganó la serie frente a su archirrival y demostró que no era
tan indefenso como se creía, pero llevaron la peor parte.
A
pesar de que la guerra se derivó en gran parte gracias al tema social, político
y económico de ambos países, fue el fútbol el que terminó por reventar las
relaciones de ambos países. Dicha serie eliminatoria cayó en el momento menos
oportuno.
David Ricardo Guerrero
Comentarios
Publicar un comentario