Con rumbo… pero sin peso

 

Colombia, dejando una muy buena imagen, para como se esperaba el partido, cayó 2-1 frente a Brasil. Pitana fue el protagonista.

A pesar de las protestas, el gol de Brasil fue convalidado. IMAGEN: Semana


¿Para qué meternos en ese juego eterno de hablar de los árbitros cuando eso no nos va a regresar los puntos perdidos? ¿Para qué madrear, llorar y patalear, si la corrupción y los intereses siempre van a estar por encima del juego? Lo único que apuntaré sobre este tema es que, si la situación hubiera sido al contrario, el final de la historia hubiera sido totalmente diferente. No tenemos peso en Sudamérica.

Del juego… yo sí me pongo de pie ante el partido que planteó Colombia. Muchos critican el no haber atacado más, el ser amarrete y tacaños, pero, si le jugamos de tú a tú con Perú, y nos metieron 2 (por suerte no fueron más), no sé que hubiera pasado si le salimos al paso a un equipo con un poder ofensivo muchísimo mayor. Hay que poner los pies sobre la tierra y saber que, apenas comenzando proceso, no nos podemos dar ese lujo. En la previa, éramos inferiores

El partido salió a pedir de boca; fuimos efectivos (2 tiros al arco 1 gol) y la defensa jugó, por lejos, el mejor partido desde que llegó Reinaldo Rueda. Tesillo subió notablemente el nivel, Mina y Davinson organizados frenando cualquier ataque central de Brasil, y Muñoz, ordenado y frentero, ante un Richarlison impotente por no poder superarlo. Creo que ni soñándolo hubiera salido tan bien.

Digamos la verdad, Brasil nunca nos vapuleó, como lo quieren hacer ver algunos. Tuvo el balón todo el tiempo (69%), pero llegó a crear peligro en un par de ocasiones nada más (4 tiros a portería y 1 al palo); Colombia nunca lo sufrió. El partido iba encaminado hasta aquella innombrable jugada, acolitada por aquel innombrable señor, vestido de celeste y negro. La victoria, aunque a muchos les cueste decirlo, era nuestra.

Me saca de casillas aquellos que dicen que puede que el primer gol haya sido injusto pero el segundo fue todo nuestro. Quien ha pisado un terreno de juego y ha disputado alguna competencia importante, sabe que con el nivel de concentración que se tiene en un partido TAN importante y complejo, cualquier acción que dependa de otros y perjudique, destruye, no solo el trabajo, sino la mentalidad del jugador.  Absolutamente comprensible.

Yo sí me quedo con el sacrificio de Santos Borré (para mí el mejor de Colombia), los 4 pulmones de Barrios, el liderazgo de Cuadrado y la valentía de Rueda para seguir confiando en el mismo grupo de muchachos, aún después de las críticas y los resultados. Jugamos como se tenía que jugar. Y, ante todos quedará, que el resultado fue injusto.

David Ricardo Guerrero

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